Desconfío de correos electrónicos o mensajes que me informan de un premio en la lotería, especialmente si no he comprado un billete. Nunca proporciono mis datos personales ni bancarios.
Hice una donación a una organización que decía estar recaudando fondos para construir un refugio navideño para personas sin hogar. Después de investigar, descubrí que todo había sido inventado.
Vi un enlace en un mensaje de texto que pedía donaciones para una causa navideña. Parecía real, pero después de hacer la donación, empecé a notar actividades sospechosas en mi cuenta bancaria.
Fui parte de una colecta que decía financiar proyectos agrícolas en países en desarrollo. Luego se filtró información de que el dinero se destinaba a servicios personales de los administradores.
Un amigo me recomendó una aplicación para comprar décimos de la lotería. Después de enviar el dinero, nos dimos cuenta de que la aplicación no era oficial y nunca compraron los billetes.
Si te solicitan donaciones por teléfono, no des información personal o financiera de inmediato. Pide que te envíen información oficial por correo electrónico o postal para verificar su autenticidad.
Me contactaron por correo electrónico pidiéndome una donación para una supuesta organización benéfica que ayudaba a niños en Navidad. Todo parecía legítimo, pero después descubrí que el sitio web era falso y el dinero nunca llegó a quienes lo necesitaban.
Participé en una colecta para una fundación que decía construir escuelas en África. Meses después, salió en las noticias que estaban desviando el dinero para pagar servicios personales, incluyendo actividades ilegales.
Hice un pedido de varios décimos para mi familia a través de una web desconocida. Nunca llegaron, y al buscar reseñas, descubrí que era una página fraudulenta.
En un evento escolar, alguien organizó una colecta para una supuesta causa navideña. Todo parecía legítimo, pero días después descubrimos que era una persona ajena que se había infiltrado.
Compré un décimo de lotería por internet y, aunque parecía todo en regla, nunca llegó. Luego descubrí que la página era una estafa diseñada para captar incautos.
Siempre guardo los recibos o comprobantes de compra de mis décimos, especialmente si los compré online. Esto sirve como prueba en caso de cualquier problema.
Hice una donación a una campaña que decía recolectar fondos para refugios de animales durante las fiestas navideñas. Nunca recibí comprobantes ni supe a dónde fue mi dinero.
Doné a una organización benéfica que prometía apoyar la educación en comunidades rurales. Luego se filtró información de que el dinero se usaba para gastos personales y actividades poco éticas.
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