Por favor publicar vuestras experiencias

[Marita LladO Bauza]

Mi hijo quiso vender su bicicleta en una app de segunda mano. Recibió un mensaje de alguien que estaba “interesado” y que quería pagarle un poco más si la enviaba por una empresa específica. Él pagó el envío, pero el comprador desapareció. Perdimos la bicicleta y el dinero del envío. Ahora sabemos que hay que hacer entregas en persona.

[Milagros Alonso Benavente]

En mi caso, el problema fue con el seguro del coche. Al cambiar de aseguradora, me ofrecieron una “mejora” en la cobertura que solo resultó ser un sobrecosto sin ningún beneficio adicional. Cuando tuve un accidente, me enteré de que estaba pagando más, pero con menos protección. Una lección de oro para leer hasta la última letra del contrato.

[Raquel Paredes Amaya]

A mí me pasó algo similar, pero en una feria de antigüedades. Compré una “pieza única” de cerámica, y el vendedor me aseguró que tenía valor histórico. Meses después, un experto me dijo que era una réplica sin valor. Fue frustrante porque había pagado mucho. Ahora sé que hay que consultar a profesionales antes de hacer compras de este tipo.

[JosE Luis Llobet Galindo]

Yo tuve una experiencia casi opuesta, y fue dentro de mi matrimonio. Descubrí que mi esposo llevaba tiempo sacando préstamos a mi nombre sin mi conocimiento. Usó mi información para obtener líneas de crédito y cuando me di cuenta, estaba endeudada. Fue devastador, no solo por el dinero, sino por la traición. Tardé años en recuperarme.

[Carina Comas Lobato]

Compré boletos para un concierto de mi banda favorita en una página de reventa. Pagué un precio altísimo y cuando llegué, los boletos eran falsos. Me quedé fuera del concierto y sin dinero. Desde entonces, solo compro entradas en sitios oficiales.

[Lourdes Casandra Estevez Rius]

Hace unos meses descubrí que mi hermano y yo habíamos sido engañados por un “gestor de herencias” que contactó a nuestra familia, diciendo que nos correspondía una pequeña herencia de un tío lejano. Pidió un adelanto para trámites, y lo pagamos. Luego desapareció. Es una mezcla de rabia y vergüenza haber caído en algo tan absurdo.

[Emilio Campo]

A mí me pasó algo que todavía me cuesta aceptar. Estaba vendiendo una cámara en una página de segunda mano y un comprador me pidió enviarla a una dirección. Me envió un supuesto comprobante de pago y yo, confiado, envié el paquete. Nunca recibí el dinero y el “comprador” desapareció. Ahora solo vendo en mano.

[Marina Gomis Casanova]

A mí me pasó algo similar con unas entradas para un concierto. Quise ir a ver a mi banda favorita, pero las entradas estaban agotadas en la web oficial, así que las compré en una página de reventa. Al llegar al concierto, me dijeron que eran entradas falsas. Fue una gran decepción y perdí mucho dinero. Ahora solo compro entradas en sitios oficiales.

[Abril Amo Abascal]

Me pasó algo similar pero con mi tarjeta de crédito. Me empezaron a llegar cargos de pequeñas cantidades que yo no reconocía. Pensé que era algún error, pero luego me di cuenta de que era un tipo de fraude en el que te cobran poco a poco para que no te des cuenta. Perdí mucho dinero antes de bloquear la tarjeta.

[Telmo Jara Gallardo]

Compré una suscripción a una revista para recibir contenido exclusivo. Nunca recibí la revista ni me respondieron cuando quise cancelar. Fue una estafa y tuve que bloquear los cobros con el banco. Ahora me aseguro de leer reseñas y confirmar la autenticidad de las publicaciones antes de suscribirme.

[Curro BarO BertrAn]

Te entiendo perfectamente. Hace poco compré un perfume de una marca conocida en una página web que parecía confiable y a buen precio. Al recibirlo, el aroma era distinto y se evaporaba rápido. Me di cuenta de que era una falsificación, pero ya era tarde para reclamar. Ahora siempre compro perfumes en tiendas físicas para evitar otra experiencia así.

[Benigno TerrOn Carreras]

Lo que cuentas me recuerda cuando compré una “mascarilla rejuvenecedora” que vi en un anuncio en línea. Prometía resultados rápidos y tenía cientos de comentarios positivos. Cuando llegó, era un producto de mala calidad y ni siquiera pude averiguar quién lo fabricaba. Me dio tanta rabia haber caído, y ahora siempre reviso la procedencia de los productos.

[Reyna Josefina Escribano Moraleda]

Compré una membresía en un gimnasio nuevo que prometía instalaciones de lujo y clases exclusivas. Pagué todo por adelantado, pero cuando fui a la dirección para la primera sesión, descubrí que el lugar nunca abrió. Fue una gran decepción y una advertencia para no pagar por adelantado servicios de lugares desconocidos.

[Liliana Pinto PavOn]

Mi pareja y yo reservamos una “villa privada” en la Toscana para nuestras vacaciones. Nos pidieron un adelanto por transferencia bancaria, y lo hicimos. Al llegar a la dirección, encontramos un terreno vacío. Fue una experiencia terrible y nos dejó sin vacaciones y sin dinero. Ahora solo reservo alojamiento en plataformas con garantía.

[Geraldo Roda Varela]

Intenté contactar al influencer, pero nunca respondió. Me sentí estafada, y lo peor fue que la crema me causó una reacción alérgica. Aprendí que no se puede confiar en recomendaciones sin investigar bien. Ahora soy mucho más cuidadosa con lo que compro por recomendación en redes sociales.

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