Por favor publicar vuestras experiencias

[Curro Tur Batalla]

Participé en una “subasta en línea” y gané un par de artículos a buen precio. Después de hacer el pago, la página desapareció y no recibí nada. Me di cuenta de que la web estaba diseñada solo para robar dinero. Ahora me aseguro de que las páginas de subastas tengan buena reputación.

[Ainoa Arroyo Martinez]

A mí me pasó con una suscripción para recibir productos de belleza. Me prometieron productos de alta gama y enviaron muestras de baja calidad. Intenté cancelar, pero siguieron cobrando. Ahora leo cada término y condición antes de suscribirme a cualquier servicio. Parece que las estafas están en todas partes.

[Teodosio Zabala]

A mí me pasó algo aún más inesperado. Un conocido me ofreció “inversiones en arte” y me mostró fotos de obras que, según él, iban a subir de valor rápidamente. Hice una pequeña inversión para probar, pero después de unos meses, dejó de contestar mis mensajes. Resultó que las obras ni siquiera existían. Me sentí completamente estafado y ahora sé que siempre hay que tener un contrato claro en inversiones, por muy atractivas que parezcan.

[Amado Girona]

Mi estafa fue distinta, pero igualmente dolorosa. Mi hermana y yo queríamos vender una propiedad de nuestros padres y contratamos a un supuesto agente inmobiliario. Nos pidió un adelanto para “gastos administrativos” y luego desapareció. Fue un golpe muy duro, sobre todo porque confiábamos en él. Desde entonces, solo trabajo con profesionales certificados.

[Jovita LOpez Raya]

Un señor me paró en la calle diciendo que se le habían quedado las llaves en casa y que necesitaba dinero para un taxi. Parecía tan sincero que le presté el dinero. Al cabo de unos días, lo vi haciendo lo mismo en otro barrio. Me sentí engañado y ahora soy más cauteloso cuando alguien me pide ayuda en la calle.

[RoldAn Font LujAn]

Recibí un mensaje de “mi banco” diciendo que había una actividad sospechosa en mi cuenta y que necesitaban mi clave. Sin dudar, envié los datos. Al rato, vi cómo desaparecía el dinero de mi cuenta. Fue aterrador. Aprendí que los bancos nunca piden información confidencial de esa forma.

[Angeles Hoz BenItez]

Intenté comprar un boleto de tren en una app nueva. Pagué, pero al llegar a la estación, el código QR no funcionaba y el servicio de atención al cliente nunca contestó. Perdí el dinero y tuve que comprar otro billete en la estación. Ahora me aseguro de utilizar solo aplicaciones oficiales.

[Isaac Pedro]

Yo también fui víctima en una compra en línea. Quería vender unos muebles y encontré a alguien interesado. Me pidió un pago adelantado para “confirmar” la compra y, como era novato, acepté. Al final, el comprador desapareció y me quedé sin el dinero y sin vender. Desde entonces, siempre investigo antes de aceptar cualquier trato en línea.

[Maximiliano MUniz Molins]

Me apunté a un curso online de diseño gráfico en una plataforma que prometía certificado oficial. Después de pagar, las clases eran de mala calidad y no hubo ninguna certificación al final. Me sentí estafado y me di cuenta de que hay que verificar si la plataforma está respaldada por instituciones confiables.

[Herminio Tolosa JOdar]

Me vendieron un “curso de inversión” que prometía altas ganancias. Durante las primeras clases, solo hablaban de cómo contratar a su empresa para invertir. Al final, no aprendí nada y fue un simple esquema de ventas disfrazado. Ahora solo me apunto a cursos con instructores verificados.

[Maximiliano Casal Asenjo]

Fui a un restaurante y al pagar, el camarero me dijo que mi tarjeta había fallado. Me pidió otra, y al final me devolvió las dos diciendo que “ahora sí funcionó”. Al revisar mi cuenta, vi cargos duplicados. El camarero copió los datos de mi tarjeta y usó mis fondos. Desde entonces, reviso bien cada pago.

[Clara Rosales Pou]

Me pasó todo lo contrario: a mí me engañaron en persona. Hace poco, un hombre bien vestido se acercó en la calle diciendo que era de una ONG y que buscaba donaciones para niños con cáncer. Me enseñó fotos y documentación, así que le di un billete. Luego vi a la misma persona en otra zona haciendo lo mismo y supe que me había engañado. Me dio mucha rabia y vergüenza.

[Nazario Solera Barba]

Viajé a Tailandia y me ofrecieron un “tour exclusivo” que incluía templos y playas privadas. Pagué por adelantado y me dijeron que me recogerían al día siguiente en el hotel. Esperé horas, y nadie apareció. Cuando pregunté al hotel, me dijeron que esa “agencia” no existía. Ahora contrato excursiones solo en agencias verificadas.

[MarIa JosE CastellO CastejOn]

Lo que cuentas me recuerda a lo que me pasó cuando intenté ayudar a un hombre en la calle que decía que le habían robado la cartera y no tenía dinero para el taxi. Parecía tan sincero que le di algo de dinero. Días después, lo vi en el mismo lugar pidiendo a otros con la misma historia. Aprendí que no siempre es buena idea confiar en desconocidos en la calle.

[AdAn Mayo Pinol]

Hice una “donación” a una campaña online para ayudar a personas damnificadas. Tenían fotos y videos, así que pensé que era auténtico. Al investigar más tarde, descubrí que la cuenta de la campaña era falsa y que usaban imágenes robadas. Fue desolador ver cómo se aprovechan de la compasión de la gente.

[Autor]

Entradas