Por favor publicar vuestras experiencias

[Flavio Gimenez Camino]

Vi una oferta para realizar un test de ADN y conocer mis raíces familiares. Pagué y envié mi muestra, pero nunca recibí los resultados. Al investigar, descubrí que la “empresa” era fraudulenta y solo recolectaba datos personales. Fue una experiencia frustrante y ahora solo confío en empresas de renombre.

[RubEn Bermejo]

Alquilar un apartamento para las vacaciones parecía una excelente idea y encontré una oferta en una ciudad turística famosa. Hice el depósito y, al llegar, descubrí que la dirección no existía. Fue una pesadilla quedarnos sin lugar. Ahora solo reservo alojamientos en sitios con políticas de garantía.

[Yago MEndez Fortuny]

Me encontré un “ofertón” de iPhone en una página de anuncios. El vendedor aseguraba que estaba nuevo y sellado, pero al abrirlo, era una imitación que no funcionaba. Intenté contactar al vendedor y me bloqueó. Nunca pensé que alguien iría tan lejos con un producto falso. Desde entonces, solo compro tecnología en tiendas oficiales.

[Albina Lilia Ibarra Calatayud]

A mí me estafaron con una tienda de ropa en línea que parecía de moda. Pedí varias prendas que nunca llegaron. Intenté rastrear el pedido, pero la tienda desapareció. Fue frustrante, sobre todo porque había gastado bastante dinero. Desde entonces, compro solo en tiendas con buena reputación y opiniones verificadas.

[NicolAs Miguel Bonet Cordero]

Qué terrible. A mí me ocurrió algo similar cuando intenté invertir en una app de criptomonedas que prometía ganancias rápidas. Al principio, todo parecía bien y hasta gané algo, pero poco después, la app desapareció junto con mi dinero. Ahora tengo claro que las promesas de dinero fácil casi siempre son trampas.

[Mayte Fuentes Haro]

A mí me da un poco de vergüenza, pero tengo que contarlo. Vi una oferta online de relojes de lujo con descuentos y compré uno para mi esposo. La página parecía oficial y la oferta era irresistible. Cuando llegó el reloj, era una imitación barata y el sitio web ya no existía. Qué frustración… Ahora sé que los productos de lujo es mejor comprarlos en tiendas oficiales.

[Marisa Cuesta Penalver]

Te entiendo. Hace poco participé en una “subasta en línea” de productos electrónicos y gané varios artículos a buen precio. Pagué, pero los productos nunca llegaron y la página dejó de funcionar. Desde entonces, desconfío de las subastas online. Fue un golpe duro perder tanto dinero.

[Angelino Rubio]

A mí me sucedió algo casi contrario. Contraté una tarjeta de crédito en una empresa privada, y el asesor me aseguró que no tenía cuotas adicionales. Después de firmar el contrato, comenzaron a llegar cargos por “mantenimiento”. Intenté cancelar, pero las penalizaciones eran altísimas. Fue un engaño y no tuve salida hasta que pagué la deuda completa.

[Gustavo Tejedor Bilbao]

Una tienda de mascotas anunciaba gatos de raza pura. Pagué el adelanto para uno y acordamos la entrega. Cuando llegué al lugar, el vendedor nunca apareció. Fue muy decepcionante y una lección para no pagar por adelantado sin referencias fiables.

[Humberto Eloy Montenegro Francisco]

Hace poco vi una oferta de alquiler de autos en una web que parecía de confianza. Pagué por adelantado y cuando llegué al lugar de recogida, me dijeron que esa empresa no existía. Me quedé sin coche y tuve que alquilar otro a último momento. Aprendí a no hacer pagos anticipados sin confirmar la veracidad de la empresa.

[Ricarda GArate]

Me hace recordar un caso en el que fui víctima de un sorteo falso. Recibí un mensaje de que había ganado una rifa y solo debía pagar el envío del premio. Nunca recibí nada y al buscar más información, descubrí que la “rifa” era solo para recolectar datos de personas desprevenidas. Fue decepcionante.

[Hugo Ribera Toro]

Me pasó algo terrible. Recibí una llamada de “mi banco” alertándome de que alguien intentaba usar mi tarjeta y que necesitaban mis datos para detener la transacción. Les di toda la información, confiando en que hablaba con el banco. Minutos después, me llegaron varias notificaciones de compras que yo no había hecho. Qué impotencia. Ahora nunca doy mis datos por teléfono, aunque me llamen diciendo que es urgente.

[Victorino Fonseca]

Hace un par de años compré un boleto de avión en una página que parecía confiable y con ofertas. Pagué la tarifa y recibí un número de confirmación. Al llegar al aeropuerto, la aerolínea me dijo que no existía ninguna reserva. La página web desapareció y no tuve manera de recuperar mi dinero. Fue una lección cara para mí.

[Ana SofIa MarI]

Hace poco recibí un correo “urgente” de la Seguridad Social diciendo que tenía que actualizar mis datos para no perder mis beneficios. Parecía todo muy real, con logos y todo. Caí y completé el formulario. Poco después, vi cargos en mi cuenta que no había hecho. Aprendí que, aunque parezca oficial, es mejor llamar directamente a la entidad para confirmar.

[Juan Campoy GutiErrez]

Una página de productos de belleza ofrecía un “sistema de suscripción” con descuentos. Compré una crema y, sin darme cuenta, empecé a recibir cargos mensuales. La empresa no respondía mis mensajes y no pude cancelar. Al final, tuve que cambiar la tarjeta y me aseguré de leer los términos de suscripción en todas mis compras online.

[Autor]

Entradas